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La fatiga de ser uno mismo
La depresión como el quitamiedos de quien no tiene mapa de carreteras.
Publicidad de Versace/Revista NYT Style/Invierno 2010
En el siglo XVI, la depresión fue la enfermedad por elección del hombre excepcional, de aquél que no tenía nada por encima de sí. Durante la etapa romántica, quedó a medio camino entre el genio creativo y la locura. Hoy día, es la situación de cada individuo en la sociedad occidental.
La depresión es una patología concerniente al tiempo (el deprimido cree no tener futuro) y una patología concerniente a la motivación (el deprimido no tiene energía, su movimiento se ralentiza, sus palabras se tornan macarrónicas). El deprimido tiene problemas para plantear proyectos, a él o ella adolecen de la energía y la mínima motivación para llevarlo a cabo. Inhibido, impulsivo o compulsivo, tiene problema para comunicarse consigo mismo y con otros. Sin proyectos, motivación o comunicacion, el deprimido permanece diametralmente opuesto a nuestras normas sociales.
Depresión y adicción son los nombres dados a lo incontrolable, que encontramos cuando dejamos de hablar sobre ganar nuestra libertad y empezamos a trabajar en convertirnos en nosotros mismos y tomar una iniciativa para la acción. Nos recuerdan que lo desconocido es parte de cada persona - y que siempre lo ha sido. Puede cambiar, pero no desaparecer: es por eso por lo que nunca dejamos el reino humano. Esa es la lección de la depresión.
De The Weariness of the Self: Diagnosing the History of Depression in the Contemporary Age, McGill-Queen’s University Press. La fatiga de ser uno mismo. Depresion y sociedad, Ed. Nueva visión.