¿Qué es el medioambientalismo mental?
Una breve historia sobre «la revista del medioambientalismo mental»
La idea principal detrás de Adbusters, la crítica esencial que alimenta nuestra lucha contra la sociedad del consumo, es el medioambientalismo mental. Durante diecisiete años, desde que se publicara el séptimo número de Adbusters en 1993, el subtítulo de la revista ha sido «la revista del medioambientalismo mental», pero ¿qué es exactamente el medioambientalismo mental?
Adbusters es una revista fundada en 1989 por Kalle Lasn y Bill Schmalz, una pareja de directores de premiados documentales con residencia en Vancouver, Columbia Británica. Desde principios de los años ochenta, Lasn produjo películas que exploraban las lecciones espirituales y culturales que Occidente podría aprender de la experiencia japonesa con el capitalismo. En concreto existe una película, Satori in the Right Cortex (1985), que anticipa el énfasis que el sabotaje cultural pone en las epifanías capaces de cambiar la vida. Experimentar satori, una palabra budista que indica un flash de iluminación intuitiva, se convirtió en un principio táctico esencial para el movimiento del sabotaje cultural.
En una entrevista realizada con el Kyoto Journal en 2001, Lasn explicó la importancia de dicha película para la teoría de Adbusters:
«Cuando estaba rodando una película llamada Satori in the Right Cortex en Japón, le pregunté al monje superior de un monasterio Zen en Kamakura si podía filmar a sus discípulos meditando. “Sí”, me dijo “pero primero debes meditar tú”. Cuando salí después de unos cuantos días de tortura física y psicológica, algo me pasó. El monje me obligó a interrumpir mi cómoda rutina, y salí de aquella experiencia humilde, eufórico y cambiado. Quizá solo cuando uno se ve empujado a adoptar un nuevo patrón de comportamiento como ese es posible vislumbrar cómo podría ser la vida. El sabotaje cultural se basa en el mismo concepto. Es una forma de detener el curso de este extravagante espectáculo consumista durante el tiempo suficiente para ajustar la realidad».
De la misma forma, Adbusters nació de una epifanía capaz de cambiar la vida.
Forests Forever (Bosques para siempre) – Consejo de Columbia Británica de la industria forestal.
Talking Rainforest (Hablemos del bosque) – Adbusters Media Foundation
En 1988 el Consejo de Columbia Británica de la industria forestal (la «voz» de la industria maderera) se enfrentaba a una gran presión política procedente de un movimiento medioambientalista en expansión. La industria maderera se defendió con una campaña publicitaria por televisión llamada «Forest Forever (Bosques para siempre)». Fue un ejemplo temprano de «lavado de imagen»: escenas con niños, trabajadores y animales felices narradas por una voz suave y honrada que aseguraba a la audiencia que la industria maderera estaba protegiendo los bosques.
Lasn y Shmalz estaban indignados ante el uso descarado de los medios de comunicación públicos con el fin de transmitir anuncios engañosos y anti-medioambientalistas. Reaccionaron produciendo el anti-anuncio «Talking Rainforest (Hablemos del bosque)» en el que un longevo árbol explica a un tierno y joven tallo que «una plantación de árboles no es un bosque». Sin embargo, cuando los dos aguerridos activistas acudieron a las mismas cadenas que habían difundido el anuncio de la industria maderera para emplear sus servicios recibieron un «no» por respuesta. Adbusters surgió a raíz de concienciarse de que los ciudadanos no tienen acceso a los mismos canales de información que las grandes empresas. Una de nuestras campañas clave sigue siendo la Carta sobre los medios de comunicación, «un movimiento cuyo fin es venerar el derecho a la comunicación en las constituciones de las naciones libres así como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos».
Para Adbusters, la preocupación sobre los canales de información va más allá del deseo de proteger la transparencia democrática, la libertad de expresión o el acceso público a los medios. Si bien todas estas causas merecen ser defendidas, para Adbusters la lucha mental es el eje principal de sus prioridades políticas. La lucha contra la publicidad que potencia el consumismo se realiza no como un medio para alcanzar un fin, sino como un fin en sí mismo. Este cambio en el énfasis es un elemento crucial para el medioambientalismo mental.
Si un principio clave del medioambientalismo afirma que las toxinas industriales pueden contaminar la realidad exterior o naturaleza, el principio clave del medioambientalismo mental arguye que las infotoxinas pueden contaminar nuestra realidad interior, nuestras mentes. Este movimiento establece una conexión entre la contaminación de nuestras mentes causada por mensajes comerciales y las catástrofes sociales, ambientales, financieras y éticas que se avecinan para la humanidad. También defiende que los tres mil anuncios que asaltan nuestras mentes cada día son los responsables directos de un conjunto de fenómenos (como el derrame de petróleo causado por BP, el surgimiento de democracias corruptas y favoritistas, la extinción masiva de animales o el aumento notable de enfermedades mentales). En vez de tratar los síntomas y apresurarse a limpiar el petróleo de las playas o aprobar descafeinadas leyes de protección al medio ambiente, los medioambientalistas mentales atacan el problema de raíz: la industria publicitaria que alimenta el consumismo.
Un sobrecogedor bombardeo de propaganda política que distorsiona nuestros pensamientos, nuestros deseos y nuestra percepción de la realidad contamina nuestras mentes. Luchar contra eso es mucho más difícil que manifestarse en la calle o hacer clic en un par de enlaces. Esto nos devuelve al concepto de satori. Romper con la mentalidad consumista conlleva un cambio fundamental de perspectiva, una epifanía tras la cual todo se ve con nuevos ojos.
El medioambientalismo mental es un movimiento incipiente que en los próximos años se reconocerá como la lucha social fundamental de nuestra era. Es al mismo tiempo una lucha que une (el medioambientalismo mental agrupa desde mormones conservadores hasta anarquistas ultraizquierda) y una lucha que explica por fin y de forma concreta la causa del conjunto de males que nos amenazan.
Para escapar de las cadenas mentales y dar por fin rienda suelta a la gloriosa revolución emancipatoria que la izquierda lleva tanto tiempo deseando, debemos convertirnos en activistas mediáticos que, mediante el sabotaje cultural, creen una ola de epifanías que hagan añicos la concepción consumista.
Traducido por Laura Merino